Los empleados son más productivos cuando los jefes confían en su capacidad

By M. Victoria S. Nadal

Durante mucho tiempo, Pigmalión había estado esperando a la mujer de sus sueños. A una compañera que encajase con su ideal de perfección. Pero no existía, así que decidió crearla: volcó en el marfil todas sus exigencias y acabó esculpiendo en piedra a quien él consideró la mujer perfecta. De tanto admirar la escultura, acabó enamorándose de ella. La contemplaba durante horas, le hablaba y le lloraba. Y, aunque vivir enamorado de un objeto inanimado habría sido un final merecido, lo cierto es que Afrodita, la diosa de la belleza y el amor, atendió sus súplicas y convirtió a la estatua en una mujer de carne y hueso: así cobró vida Galatea.

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De: https://elpais.com/retina/2019/06/04/talento/1559656750_192319.html#?ref=rss&format=simple&link=link

      

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