¿Se convertirán los datos en la panacea de la medicina del siglo XXI?
Año 2030. El individuo siente la garganta inflamada y un poco de fiebre, así que baja a la calle y, a 20 metros de su casa haciendo esquina, localiza lo que busca: una especie de fotomatón futurista en el que entra para hacer un par de fotos de su garganta, una auscultación robótica y un rápido intercambio de palabras con un asistente de voz enlatado. Al cabo de un breve instante, se abre una compuerta para mostrarle una caja de antibióticos, que recoge rápidamente mientras se dispone a volver a su sofá.