Una película para ponerse en la piel de los refugiados sirios
By Elena Nagore
Antes de que estallara la guerra, Mehmet nunca había salido de Siria. Entonces era un adolescente y, al igual que sus padres y sus hermanos pequeños, ni siquiera tenía pasaporte. Vivían juntos en una pequeña localidad cerca de Alepo, a unos 70 kilómetros de Turquía. El conflicto los sorprendió de repente. Pese a todo, tuvieron más suerte que otros. “Unos contrabandistas nos pasaron al otro lado y pudimos cruzar la frontera, pero para quienes están en el sur de Siria resulta muy complicado salir del país”, explica. “Muchos se ven obligados a quedarse. No pueden abandonar sus casas porque no tienen a dónde ir. Les pueden bombardear en cualquier momento. Hay gente inocente que pierde las piernas, las manos, la vida. Es una masacre”, relata desde Ankara, donde quienes han huido se concentran sobre todo en el barrio Altindağ-Siteler, al que llaman pequeño Alepo.